Lo ocurrido con el confinamiento en el pasado 2020 nos lo demostró. Cambiamos de la noche a la mañana la manera de comunicarnos, cómo compramos, y hasta la forma de divertirnos, pero, sobre todo, dejó una cosa clara, la gran importancia que supone que las empresas estén adaptadas a este nuevo estilo de vida, ya que lo digital ha llegado para quedarse.